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En los últimos años, la implantación de sistemas de gestión de la energía de acuerdo a la norma ISO 50001 ha ido creciendo de manera firme y constante. En general, las grandes corporaciones ya lo tienen dentro de sus políticas de calidad,  más cuando supone la manera de no tener que repetir en 2020 la auditoría energética que deben de hacer las grandes empresas para dar cumplimiento al Real Decreto 56/2016.

Pero más allá del cumplimiento de lo exigido en el Real Decreto, los  sistemas de gestión de la energía constituyen una herramienta de rápida amortización que ayuda a generar ahorros energéticos. El origen de estos ahorros de energía derivan de:

  • la aplicación efectiva de protocolos de control operacional de máquinas y procesos;
  • la detección de consumos innecesarios derivados de ineficiencias;
  • control de las compras de equipos más eficientes así como del diseño de procesos pensados desde el inicio de manera energéticamente más eficiente;
  • y por último, de la detección primero y de la aplicación sistemática después de medidas de ahorro de energía y eficiencia energética.

Sistemas de monitorización energética en la ISO 50001

Para que todo ello tenga un sentido en términos económicos en la empresa, es necesario cuantificar todas las acciones diseñadas en el plan de acción, con objetivos y metas claras. Y, para ello, es necesario medir cómo de efectivas están siendo las medidas que se aplican, desde las nuevas tecnologías a implantar, las mejores prácticas de operación o la reducción de las ineficiencias económicas derivadas de uso poco eficiente de la energía. Así pues, diseñar un sistema de medición de energía en el seno del sistema de gestión energética es clave.

La propia norma ISO 50001 exige que dicho sistema exista, si bien no indica si hemos de tener 10 o 100 puntos de medición. Para saber el número adecuado de puntos de medida será necesario conocer en profundidad las instalaciones y saber qué robustez se le quiere dar al sistema. Un mayor número de puntos de medida generará mucho trabajo de gestión y análisis de datos, originando como resultado un sistema muy útil donde será más fácil conseguir ahorros y detectar ineficiencias. Por el contrario, un sistema con pocos puntos de medida generará un sistema fácil de gestionar pero donde la visión de las posibilidades de ahorro será más pobre. Lo que es absolutamente necesario es contar con un sistema de telemedida; de monitorización energética con más o menos despliegue de equipos de submedida de energía.

Todos esos datos deberán ser incorporados en las líneas base de energía de los sistemas que se definan, así como a la operativa y al control operacional, permitiendo establecer de manera más fiable objetivos y metas dentro del sistema. Ahora bien, es importante no “matar moscas a cañonazos” y que la medición no suponga un sobrecoste que nunca pueda recuperarse con el ahorro que de por sí genere. Y para ello se necesita diseñar muy bien dónde quiere medirse y qué quiere medirse. Digamos que para perder peso es necesario comer mejor, y además, comprarse una balanza que nos indique qué tal vamos avanzando en nuestra dieta.

ISO 50001 en empresas multipunto

Llegados a este punto, cuando la organización objeto de la ISO 50001 es una organización multipunto, con numerosas instalaciones poco complejas energéticamente y dispersas, es imprescindible medir muy bien la inversión a realizar. Apostar por sistemas sin coste o coste reducido que permitan medir la energía en cabecera y detectar gracias a alarmas las posibles irregularidades resulta imprescindible para que el proyecto no sólo sea de elevados costes, sino que genere tal cantidad de datos que no haya recursos humanos ni técnicos que los analicen; y que cuando lo hagan, genere ahorros que nunca lleguen a cubrir el coste de implantación.

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