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Como expertos en el desarrollo de soluciones e instalaciones de proyectos de infraestructura de carga para coches eléctricos, nos preocupamos por ayudar a empresas y organismos a hacer posibles sus objetivos de movilidad sostenible. Como paso previo a ofrecer este servicio a nuestros clientes, quisimos poner a prueba la calidad de nuestras soluciones en “casa”. Por eso – y porque estamos convencidos de que las empresas tienen que contribuir de forma activa y voluntaria a la mejora social, económica y ambiental – hace poco más de un año decidimos apostar por el carsharing eléctrico para los desplazamientos que realizan nuestros trabajadores.

El objetivo de este post es, precisamente, contar cómo fue nuestra experiencia y qué ahorros económicos, energéticos y de emisiones hemos alcanzado tras un año de apuesta por la movilidad eléctrica. Lo hacemos en estos días, coincidiendo con la Semana Europea de la Movilidad.

Punto de partida: adquisición de coches eléctricos e instalación del punto de recarga

Los modelos de coches eléctricos que incorporamos a nuestra flota de empresa han sido un Nissan Leaf y un Smart Fortwo Electric.

Nuestras oficinas centrales se ubican en un centro de negocios con aparcamiento compartido con otras empresas. Informamos a la comunidad de propietarios de nuestra intención de instalar un punto de carga en una de nuestras plazas. Tal y como nos explican los responsables de la unidad de vehículo eléctrico de la empresa en este vídeo, en realidad no se precisa nada más que una notificación a título informativo.

Nuestra infraestructura de carga se compone de un punto de recarga doble SAVE con una potencia 7,4 kW más una conexión Schuko con potencia de 3,7 kW que también puede valer para conectar una moto o una bicicleta eléctrica.

La instalación se hizo con derivación del contador para poder disponer de un contador para el consumo de la oficina y otro específico para los coches eléctricos. De esta forma es posible telemedir los consumos eléctricos de los vehículos y, a través de una plataforma de gestión, hacer un seguimiento en remoto y a tiempo real de todos los movimientos que realicen los coches.
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Ahorros y otras ventajas

A través de un sistema de solicitud online, nuestros empleados pueden reservar cualquiera de los dos vehículos y usarlos en sus desplazamientos a reuniones o a instalaciones en las que estamos trabajando.

El procedimiento de uso de los vehículos eléctricos se ha incorporado a nuestro plan de movilidad y a nuestro propio Sistema de Gestión Integrado (Calidad ISO 9.001, Medio Ambiente ISO 14.001 y Energía ISO 50.001), en el que nos habíamos propuesto reducir de 6.000 kWh/año y 1 ton CO2/año en el consumo asociado al transporte.

En la práctica, los coches son utilizados para los desplazamientos más cercanos, reduciendo notablemente el uso de taxis. Desde su incorporación, hemos hecho más de 18 mil kilómetros, lo que ha supuesto un ahorro energético del 76 al 79% con respecto al consumo que habríamos tenido si hubiéramos usado un coche de combustible. Concretamente, el Nissan Leaf ha conseguido un ahorro de 6.625 kWh al año y el Smart, de 4.310 kWh anuales.

Todo ello se traduce en un ahorro económico en torno a los 4.500 euros al cabo de un año, derivado del gasto que se ha evitado en taxis u otros desplazamientos del personal en turismos.
En cuanto a las emisiones, estaríamos evitando más de tres toneladas de CO2 al año con el uso del sistema de carsharing eléctrico en la empresa.

Si te interesa saber más sobre cómo implantar un despliegue de coche eléctrico en una empresa, puedes ver este video.

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