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El año 2016 fue un año de gran revuelo en el sector de la eficiencia energética tras la publicación del Real Decreto 56/2016 sobre auditorías energéticas. Aquel año se llevaron a cabo en nuestro país miles de auditorías energéticas, unas con más calidad técnica que otras. Muchas empresas de ingeniería se reconvirtieron a realizar las mismas para acabar en tiempo y forma.

Durante 2017 todavía se dejó notar aquella ola de proyectos de auditorías energética; el año pasado ya nadie hablaba de ello. Y de nuevo, en 2019 se empiezan a oír algunos ecos de esos años ante el cumplimiento de los 4 años marcados por el RD 56/2016 para realizar la siguiente auditoría energética.

Desde Creara queremos ayudarte a que de cara a ese año se puedan realizar los proyectos de la mejor manera posible, ahorrando esfuerzo económico y recursos técnicos. Para ello, has de plantearte 3 principales cosas:

Tiempo

Recuerda que la auditoría energética debe hacerse cada 4 años, es decir, si la auditoría la hiciste en 2016, deberás hacerla en 2020. Pero si la hiciste un año antes, este es tu año de llevarla a cabo. Igualmente, si se hizo en 2017 -ya fuera de plazo- no deberás llevarla a cabo hasta 2021.

Es interesante recordar en este ámbito, que si la empresa tomó en su momento -o va a tomar la determinación este año- de implantar un sistema de gestión energética certificado por una entidad independiente, este plazo desaparece. Normalmente este tipo de sistemas se lleva a cabo bajo el paraguas de la ISO 50001, que este años acaba de tener su primera revisión por parte de ISO.

Empresas con cultura de sistemas de gestión y que además quieran ofrecer una imagen de compromiso en la línea de la lucha contra el cambio climático, sin duda, esta es la mejor opción, y más si tienen otros sistemas de gestión implantados.

Calidad

En 2016 se llevaron a cabo muchas auditorías de muy baja calidad. A Creara nos han llegado muchas empresas muy insatisfechas con la calidad de las auditorías energéticas que les hicieron en su momento. Os recordamos que es necesario cumplir con los requerimientos del artículo 3 de la normativa, en la que se especifica que las auditorías deben estar basadas en datos medibles, han de ser proporcionadas respecto a su alcance y los cálculos han de recoger variables que permitan tomar una decisión de inversión, más que en periodos de retorno simples. Por tanto, hacer las auditorías basados sólo en facturas o mediante algoritmos o indicadores no nos valdría.

Respecto a esto, recordaros que la fiscalización de las auditorías energéticas está en manos de las Comunidades Autónomas y que por tanto son sus técnicos quienes tienen la potestad de determinar si una auditoría está mal o bien hecha. En Creara no son pocas las auditorías que nos han reclamado desde diferentes Comunidades Autónomas y en las que el técnico ha mirado con detalle el fiel cumplimiento de la normativa.

Precio

Por último, entendemos que una auditoría energética realizada en una instalación sobre la que no se han acometido grandes modificaciones en sus instalaciones, tendría sentido realizar una auditoría sobre la que ya se hizo en 2016. Es decir, actualizar mediciones y las nuevas instalaciones o modificaciones que se hayan llevado a cabo. Y sobre esos nuevos datos, construir la auditoría energética de cara al cumplimiento normativo. Esto, en teoría y seguramente en la práctica en la mayoría de los casos, hará que el precio de la auditoría pueda reducirse sustancialmente.

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