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Disponer de KPI (Key Performance Indicators) o indicadores de desempeño energético bien definidos, resulta clave para poder valorar el comportamiento energético y gestión energética de una compañía o una unidad menor de la que forma parte, por ejemplo: un centro, un proceso, una línea de producción o una instalación o equipo.

Definición de kpi adecuados en la gestión energética

Para realizar una gestión energética efectiva es necesario que se definan los indicadores energéticos adecuados, lo que no siempre resulta una tarea fácil. Los kpi adecuados, son aquellos que permiten medir cuantitativamente el comportamiento energético y se pueden basar simplemente en valores de una sencilla medición o ,en otras ocasiones, se definen a modo de un cociente o pueden traducirse en líneas base de la energía.

En todos estos casos el punto de partida pasa por disponer de datos medidos y fiables de consumos energéticos. Cuando una empresa comienza a trabajar en gestión de la energía suele empezar definiendo y usando indicadores sencillos para medir el comportamiento energético que se basan en valores del consumo energético total, procedentes de contadores de submedida o incluso en algunos casos procedentes de contadores de cabecera o datos de factura de las compañías comercializadoras y lo relaciona con su producción a través de cocientes sencillos del tipo de kWh/unidad de producción.

A medida que una empresa avanza en la gestión energética, se le genera la necesidad de ampliar el número de puntos de medida tanto de consumos energéticos de los principales usos energéticos, (aquellos que suponen una mayor proporción sobre el total del consumo energético) y de ampliar de la misma manera las mediciones de aquellas variables que pueden influir en los consumos energéticos, como son aquellas ligadas a la producción en los casos de sectores industriales o a la ocupación, temperaturas, etc. en casos de empresas del sector servicios.

Cuando una compañía cuenta con datos de mediciones de sus principales usos energéticos de un periodo suficientemente grande, puede plantearse el definir las líneas base de la energía para un periodo determinado, que normalmente suele fijarse en 12 meses, de manera que año tras año, los usos y consumos energéticos registrados en la organización se compararán con ese año base.

La metodología para la definición de las líneas base de la energía se basa en 3 puntos:

  • Identificación de las variables independientes que influyen en el comportamiento energético. Dependiendo del tipo de organización, los parámetros que afecten a los usos y consumos serán diferentes. Por ejemplo: toneladas de producto fabricado, grados-día de calefacción, grados día de refrigeración, km-pasajero, etc.
  • Análisis de los parámetros más relevantes mediante modelos de regresión lineales o no lineales (exponencial, polinómica, logarítimica…). Se determina cuáles son aquellos de cuya variación depende más significativamente el consumo energético. El modelo más empleado es la regresión lineal tanto de una variable como multivariable. Este método relaciona una variable dependiente Y (en nuestro caso el consumo) con las variables independientes Xi (producción, grados días, etc.) y un término constante.
  • Definición de la ecuación de línea de base de la energía que mejor se ajuste. Para encontrar aquella ecuación que mejor represente el desempeño energético de la organización será necesario realizar diferentes pruebas para garantizar que se están considerando todas aquellas variables que influyen significativamente en el consumo.

Es importante tener en cuenta que el primer paso para poder evolucionar y mejorar en la gestión energética de una empresa, es disponer de datos sobre los que trabajar en la definición de los indicadores energéticos más adecuados y para ello es necesario disponer de equipos de medida que faciliten datos fiables de medición de los consumos.

Dependiendo de los casos, la situación es muy diferente, porque podemos encontrarnos empresas multipunto con pequeños consumos dispersos en cientos de centros en los que la línea base de la energía se construye a partir de los datos de la telemedida en cabecera de cada uno de los centros o casos bien distintos de industrias intensivas en consumo energético en las que se trabaja con cientos de puntos de medición que permiten definir líneas base diferenciadas por línea de producción.

Podemos concluir recordando la importancia de medir y de adaptar la gestión de la energía a la naturaleza y circunstancias de cada organización.

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