El pasado 22 de diciembre, cuando los ciudadanos de a pie estábamos entretenidos con el Gordo de la Navidad, se publicaba en el BOE un Real Decreto Ley (el 29/2021 para más señas) que traía otro tipo de “lotería”: la obligación de instalar puntos de recarga en todos los edificios no residenciales y en los estacionamientos existentes no adscritos a edificios de más de 20 plazas.
Como norma general, se deberá instalar un punto de recarga para vehículo eléctrico por cada 40 plazas de aparcamiento. Y el plazo es muy ajustado: los puntos de recarga deben estar instalados antes del 1 de enero de 2023; por tanto quedan menos de 11 meses para cumplir con este requerimiento legal.
Quizá algunas empresas ya han dado pequeños pasos hacia la movilidad eléctrica instalando algún punto de recarga; seguramente han recibido alguna petición al respecto por parte de empleados o alguna sugerencia de clientes. Pero es cierto que a día de hoy, la penetración del coche eléctrico es testimonial.
Problemas a abordar en la movilidad eléctrica
El vehículo eléctrico, si bien tiene enormes ventajas en cuanto a eficiencia energética y confort de uso, sigue arrastrando algunos problemas que dificultan una mayor penetración en el mercado:
- Sus mayores precios de adquisición (que no de uso).
- Los tamaños limitados de las baterías de vehículo eléctrico, que redundan en rangos de alcance más reducidos que modelos similares de combustión.
- La falta de infraestructura donde recargar, que redunda en el fenómeno conocido como la “ansiedad de autonomía”, y frena el uso de vehículos eléctricos, especialmente en desplazamientos interurbanos..
La normativa recientemente aprobada pretende ayudar a resolver los dos últimos problemas citados, multiplicando los puntos de recarga disponibles en España.
Recomendaciones para desplegar un red de carga de vehículos eléctricos en la empresa
De cara a afrontar el cumplimiento de la obligación marcada por el RD Ley 29/21 de instalar puntos de recarga para vehículo eléctrico, desde Creara recomendamos tener en cuenta las siguientes cinco recomendaciones antes de arrancar el proyecto:
1.Hay tiempo para ejecutarlo, y empresas en España capaces de dar soporte
Una instalación de puntos de recarga es una obra eléctrica que apenas requiere licencias previas; por tanto, los tiempos de ejecución son cortos. Además, en España hay un buen número de empresas capaces de acometer estos proyectos con solvencia.
2. La movilidad eléctrica será “lo común” en unos años: conviene pensar a largo plazo
Si bien las exigencias marcadas por el Real Decreto Ley son de mínimos (un punto de recarga por cada 40 plazas), cuando diseñemos el proyecto conviene dimensionarlo teniendo en cuenta que la demanda de recarga eléctrica va a crecer rápidamente, según se incrementa el parque de vehículos (en 2021, la cuota de mercado de los vehículos electrificados en Europa ha sido del 19%, según ACEA, con un incremento anual del 63%).
3. Existen ayudas que cubren parcialmente la inversión necesaria, lo que facilita a las empresas liderar y ser dueñas de sus proyectos de movilidad sostenible
En 2021 se puso en marcha el Plan MOVES III, que subvenciona la instalación de puntos de recarga. Las ayudas para empresas cubren al menos el 30% de la inversión, y el presupuesto se incrementará en los próximos meses en aquellas Comunidades Autónomas que ya han agotado la primera remesa de fondos.
Por nuestra experiencia, es mucho mejor que la empresa usuaria final del aparcamiento sea la propietaria de la infraestructura de recarga, aunque la gestión la lleve a cabo un tercero. Esto permite tener las manos libres para diseñar la política de uso y de fijación de precios de puntos de recarga que más le interese.
4. Si se diseña bien el proyecto y el modelo de explotación, se puede convertir la obligación en oportunidad, concibiendo un proyecto rentable para la organización, atractivo y sostenible para sus stakeholders, bien gestionado, duradero y escalable.
Rentable: es posible si se diseña un proyecto ajustado a la demanda prevista, a ser posible cofinanciado gracias al programa MOVES, y que nos permita recuperar el coste del suministro de energía de la manera que consideremos óptima en nuestro caso (ejemplos: mediante el cobro al usuario, o bien fidelizando al empleado como un “pago en especie”, o mejorando la experiencia de compra de nuestro cliente).
Atractivo y sostenible: apostando por equipos de recarga y dispositivos de uso (apps, tarjetas RFID) de última generación, la experiencia de usuario puede ser muy positiva. Combinado con la apuesta por la movilidad sostenible redunda en una satisfacción de los grupos de interés que interaccionan con la empresa (empleados, clientes, proveedores, accionistas…).
Bien gestionado: la experiencia del usuario es clave, y normalmente la organización no cuenta con personal para dedicarse a dar soporte a un servicio como éste, donde los usuarios son personas particulares con sus incidencias. Elegir un operador de puntos de recarga experimentado, que cuente con los medios tecnológicos y humanos adecuados para prestar un servicio satisfactorio es clave.
Duradero y Escalable: si bien en un primer momento el uso de puntos de recarga puede ser residual, crecerá rápido y surgirán nuevas necesidades, que pueden implicar ajustes en el modelo de explotación. Por ello, desde Creara recomendamos apostar por puntos de recarga inteligentes y conectados, con un software de gestión y una app de soporte que permitan, si se requiere, realizar gestiones en tiempo real, configurar tarifas, realizar pagos con tarjeta, etc. De esta manera, la infraestructura de recarga podrá escalarse y adaptarse a las necesidades en el tiempo, sin dar pasos en falso.
5. La recarga de un coche eléctrico no es equiparable al repostaje de vehículo de combustión: si importamos los mismos modelos de gestión es muy probable que fracasemos
Si bien hoy el “problema” es la falta de puntos de recarga, el coche eléctrico ha cambiado el paradigma anterior: contar con un punto para alimentar un vehículo eléctrico es muy sencillo, tanto que muchos lo tendremos en el garaje de casa. Tiene un coste inicial, pero técnicamente es sencillo. Por tanto, el modelo de una red de “gasolineras eléctricas” a las que acudamos a realizar un repostaje rápido no es extrapolable, y sólo se emplearán este tipo de soluciones para largos viajes interurbanos.
En el día a día, recargaremos nuestro vehículo en dos tipos de puntos de recarga:
- aquellos puntos “vinculados” en los que aparcamos durante muchas horas (en casa o el trabajo)
- otros puntos de recarga “de oportunidad” que nos ofrezcan un valor añadido – bien un precio económico o incluso gratuito, o alguna otra ventaja que valoremos (el supermercado, centro comercial, gimnasio,…)
Tener esto en cuenta es clave para pensar en la estrategia que seguimos para diseñar una red de recarga empresarial, y el modelo de explotación a implementar.
Trataremos todos estos puntos en el webinar que impartimos el 1 de marzo. Solicita aquí tu plaza.
Un post de Rodrigo Morell, CEO de CREARA ENERGY EXPERTS